Desde el momento en que el ser humano
sale del vientre de su madre, la libertad se convierte en una de sus
principales atribuciones, es por ello que los individuos deben aprender a
manejar aquella libertad concedida sin nada a cambio en el momento de su
nacimiento, deben aprender a decidir lo que ellos deciden no lo que deciden los
demás, pero muchas veces con el transcurrir de los años y las malas influencias
hacen que el individuo abuso de esa libertad, haciendo desaparecer la esencia
misma del sujeto. Tal abuso hace que el sujeto haga cosas inadecuadas que atentan contra la libertad, dignidad y
vida de otros sujetos, tales acciones incorrectas implican: el robo, el
asesinato, la violación a los derechos, etc. los cuales si son descubiertos y
puestos en evidencia reciben el
respectivo castigo que es la cárcel.
Para muchos este abuso les ha
significado el veredicto de prisión, el encierro, esperando cumplir sentencias
de años; atrás quedaron los días en que podían caminar tranquilos por las
calles, ir y conocer lugares distintos, estar con la familia, con la cárcel
todo eso quedó relegado al pasado y a un futuro lejano, ahora las rejas y las
paredes llenas de grafitis será lo único que podrán conocer y visitar.
Para aquellos que caen en este mundo de
encierro significa el final de los sueños y de la vida, pero la realidad es
diferente, ya que hoy en día las cárceles ofrecen algunas actividades que
permiten el crecimiento del recluso y más aún devolverle los sueños que estaban
perdidos. Talleres en carpintería, peluquería, teatro y música son algunas de
las actividades que el privado de la libertad puede realizar. Pero hablar de un
programa radial como una más de estas actividades parece algo nada común en
Ecuador, pues la realidad es otra ya que si existe un programa realizado desde
una cárcel de Cuenca, en dónde los locutores son reclusos y la cabina de radio
es un calabozo.
Voces del alma es el primer programa
radial grabado desde una cárcel, cuya iniciativa estuvo a cargo de dos
periodistas de Cuenca; Ximena Pesantez y Jhonny Guambaña, quienes a través de su proyecto
plasmado en realidad han hecho que las voces apagadas de cientos de reclusos
sean escuchadas. El programa es trasmitido los días sábados a partir de las
12:00 por radio Católica, 98.1FM.
Hoy en día esta iniciativa cuenta
con el apoyo y la garantía de la Universidad de Cuenca, la dirección del Centro
de Rehabilitación, la Unión de periodistas del Azuay y el Ministerio de
Justicia, entidades que juegan un papel primordial en la permanencia de este
magnifico proyecto de comunicación.
Este es un ejemplo digno de
seguir, es la autentica Comunicación Alternativa que no espera ganancias
económicas, no tiene fines de lucro, sino que su principal prioridad es la
preocupación de aquellos considerados por el poder y la mayorías como seres
improductivos carentes de ideas que aporten al desarrollo.
Es la comunicación que da
protagonismo a los olvidados, a aquellos que no tienen voz ni voto, que muchos
los ven con desprecio y rabia, con esto no me refiero solo a los privados de su
libertad sino a los pobres que viven en lugares alejados de la ciudad en casas
decadentes y sin los servicios básicos necesarios, a los que viven en
suburbios, a los que caminan por las calles pidiendo caridad, a los ancianos
victimas del abandono de sus propias familias, a los enfermos terminales, a las
prostitutas, a los indígenas, a los homosexuales, lesbianas y todos aquellos
que ante los ojos de la sociedad son considerados como una vergüenza, una
lacra, unos miserables puestos por el destino.
El camino es arduo, ya que hoy en
día los medios por lo general están apegados a grupos de poder, donde las
fuentes casi siempre son las mismas: hombrecitos de corbata con trajes caros,
haciendo de la información una mercancía llena de tergiversación.