lunes, 13 de enero de 2014

Hablar o callar





El ser humano desde que tiene uso de razón ha tenido libertad para expresar lo que piensa y lo que siente, es por eso que, la libertad de expresarse es un derecho básico que posee todo ser humano al momento mismo en que nace del vientre de su madre, por ende,  el derecho a la libre expresión es uno de los más fundamentales, ya que es esencial para la lucha, el respeto y la promoción de todos los derechos humanos. Es lo más importante en la existencia de una sociedad democrática, ya que permite que una persona o varias personas puedan acceder, entender y dar su punto de vista sobre determinado tema sin temor a ningún tipo de restricción. En este sentido el opinar libremente no significa decir lo primero que viene a la mente, ya que si se lo hace, se estaría hablando de una especie de libertinaje, el cual no ayuda en nada, más bien destruye.

En este sentido el papel que juegan los periodistas a la hora de contar un hecho, de informar a la sociedad es elemental, ya que de ellos depende el nacimiento de miles y millones de opiniones en torno a un tema y si la información dada a conocer carece de contrastación, veracidad, donde la tergiversación es una constante se estaría hablando de una libertad de expresión maquillada, mal fundamentada, en la cual la opinión de la audiencia sería la opinión del periodista, porque si el periodista no quería que la gente piense igual que él no habría la necesidad de tergiversar y manipular la información.

Es por eso que, es posible afirmar que una sociedad que no está bien informada, no es plenamente libre. Sin la habilidad de estar bien informado el sujeto no está en capacidad de opinar libremente, de denunciar injusticias y clamar cambios, simplemente el hombre está condenado a la opresión, a una esclavitud que no se ve pero se palpa; es por ello que, el derecho a la libre expresión es uno de los más amenazados, tanto por gobiernos sumisos que no les importa la necesidad de sus gobernados, dejando a un lado propuestas de cambio, y por individuos que quieren seguir lucrando del trabajo de otros, callando a los demás.  

Todos estamos obligados a luchar para que la libertad de expresión no muera, ya que si ella desaparece nuestras ideas y opiniones serian escuchadas únicamente por el frío y obscuro silencio de la desesperación y la impotencia, a demás que todos estaríamos supeditados a la voluntad de aquellos que pisoteando buscan solo su bienestar.

Finalmente solo me queda decir que; para que respeten nuestra libertad debemos primero aprehender a respetar la libertad de los demás.

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