lunes, 20 de enero de 2014

Entre el código y la manipulación




El basto y redondo mundo ha tenido hechos y acontecimientos que han marcado las diferentes etapas o edades de la historia, en este sentido y mas específicamente desde la aparición de los medios de comunicación tradicionales, inicialmente con la prensa y luego con la radio y la televisión, los hechos o acontecimientos suscitados en torno a la sociedad tuvieron mayor expansión y conocimiento por parte de la misma, las personas no estuvieron aisladas frente a los problemas originados en otros lugares, tuvieron pleno conocimiento de lo que acontecía, es decir estuvieron “informados” gracias a los medios de comunicación. Pero, ¿los medios de comunicación desde su aparición han respetado y cumplido con los códigos deontológicos que giran en torno al periodismo? o a caso ¿han hecho de la información una mercancía sujeta a la falta de veracidad y la manipulación de la opinión de la cual pueden sacar provecho?

Según el Código Deontológico del Periodista “los primeros códigos éticos del periodismo aparecen a comienzos del siglo XX, con la preocupación de algunos editores estadounidenses sobre la falta de ética de algunos periódicos neoyorquinos”. Esto debido a que, ya en esos tiempos la prensa estaba ligada con los grupos de poder, es decir a los poderes institucionalizados. En la actualidad tal preocupación todavía sigue existiendo, ya que en algunos medios de comunicación es evidente esa falta de ética a la hora de contar un hecho, donde descaradamente los medios tratan de vender una falsa información, por que ya desde hace tiempo la información es vista como una mercancía de la cual se saca el mayor provecho, haciendo creer a la gente que lo que lee, escucha y mira es verídico, contrastado y real, pero la realidad es que, tras ésta máscara denominada información existen intereses, tanto de los poderes institucionalizados como del poder factico, del cuarto poder, en si de los medios.

En este sentido la conocida Agenda Setting es aplicable a cada momento, ya que los medios deciden que es lo que la gente conozca, que la sociedad se limite a saber sólo de aquello que los medios presentan y denominan como “información”, de aquello que a los medios interesa, pero a demás de imponer a la audiencia lo que tiene que leer, escuchar y ver; los medios también tratan de manipular y formar una opinión, haciendo creer a los individuos que la opinión que tienen es auténticamente democrática, pero la realidad es distinta, ya que de alguna u otra manera tal opinión está direccionada con la opinión del medio.

Nietzsche decía “el poder corrompe”, por lo que tal frase es aplicable para todos los poderes, desde el institucional hasta el fáctico; es por ello que se hace necesario la aparición de un contrapoder que haga frente a los abusos que pueden tener los antes mencionados, para esto la mejor arma es la voz publica; pero si los medios tradicionales como los principales encargados de brindar espacios para controlar los abusos de poder, también han sido cobijados por la corrupción y el abuso, ¿a quién acudir?

Para hacer frente al cuarto poder es necesario un quinto poder, mismo que es planteado por Ignacion Ramonet. Se trata del periodismo de intermediación, en el cual los protagonistas ya no son los mismos de siempre, esos que se les ve comúnmente en los medios, individuos que visten de corbata y terno, poseedores de autos y casas lujosas, esos no, sino, la ciudadanía común y corriente.

El periodismo de intermediación conjuntamente con los medios alternativos son las mejores armas para desmascarar la falsa información que presentan los medios de comunicación, los cuales gracias al poder y la ambición atentan a cada momento contra los códigos deontológicos. Con este quinto poder se podrá construir una opinión publica libre y democrática y más que todo brindar una información apegada al código y alejada de la manipulación.

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